Imágenes de la Pasión de Cristo
La Pasión de Cristo es la descripción de hechos registrados en las santas escrituras del lamentable calvario vivido por Jesús de Nazareth luego de autoproclamarse públicamente como el único y verdadero hijo del Dios Supremo, hecho que trajo consigo diversas y graves acusaciones de parte de representantes de otras religiones, quienes se sintieron amenazados por la bondad y el amor que este humilde hombre representaba.
Esta serie de inolvidables sucesos, representan la conmemoración más importante y significativa del catolicismo en todo el mundo, los cuales son recordadas y revividas todos los años a través de las imágenes de la pasión de cristo, y de tradicionales celebraciones eclesiásticas populares en la llamada Semana Santa, en donde se rememoran estos hechos desde el mismo momento de su captura, hasta la hora de su muerte en la cruz, manteniendo viva una fervorosa esperanza alimentada por la infinita fe en la convicción de su regreso como único y omnipotente salvador de la humanidad.
Imagen de la oración en el huerto
Ante su inminente detención por parte de los romanos, Jesús se dirige al huerto de los olivos de getsemaní luego de la última cena, en busca de entregarse en oración a su padre y creador, a quien le pide fuerza infinita y valentía absoluta para afrontar los venideros acontecimientos, solicitándole encarecidamente que se apiade de su alma e ilumine su sagrado corazón.
Imagen de La flagelación
Luego de su captura, Jesucristo es llevado ante los sumos sacerdotes judíos, quienes tras acusarlo de herejía por asegurar que era el mesías o el hijo de dios, le exigen la pena de muerte a los gobernantes romanos, procediendo Poncio Pilatos a condenarlo ante la insistencia de los presentes, pero primero ordena flagelarlo y azotarlo despiadadamente como una forma atroz de oscura diversión.
Imagen de La Coronación de Espinas
Con la malvada misión de humillar, torturar y seguir infringiendo gran dolor corporal y físico al que para ellos se hacía llamar el hijo de Dios, los soldados romanos proceden a construir una corona de espino trenzado de más de 20 centímetros de diámetro, con numerosas y puntiagudas espinas, la cual colocan en la cabeza del desdichado presionándola fuertemente hacia abajo para causar aún más daño, dirigiéndose a él en tono burlón y esgrimiéndole, aquí está su coronación majestad, “Salve, Rey de los judíos".
Imagen Con la Cruz acuestas
Luego de ser flagelado, golpeado, humillado y condenado a muerte injustamente, en esta imagen de Jesús con la cruz acuesta es obligado a cargar hasta un macabro sitio denominado “la calavera”, un pesado madero en forma de cruz, sobre la cual son clavados y ejecutados frecuentemente los peores ladrones, asesinos y delincuentes de la región, tarea que cumplió a duras penas debido a lo pesada de la misma, y a las graves heridas que había sufrido, cayendo en varias oportunidades en la ruta hacia su amargo destino.
Imagen de La Crucifixión
En esta imagen de la crucifixión podemos apreciar el gran dolor de nuestro señor Jesucristo al ser clavado dolorosamente por sus brutales verdugos a su pesada cruz luego de rasgar sus humildes harapos, utilizando para ello enormes y puntiagudos clavos rudimentarios de metal que atravesaron manos y pies, con un frio escrito en la parte superior que decía “Jesús Nazareno, el Rey de los judíos”, considerado este como uno de los hechos más lastimosos y representativos de la agonizante Pasión de Cristo.
Imagen de La Muerte de Jesús
Tras su dolorosa y tortuosa agonía y ya muy cerca de su muerte, Jesús es atendido por sus verdugos, quienes en un gesto de crueldad y ante la solicitud de un moribundo, le acercan una esponja con vinagre a su boca ante el clamoroso pedido de agua, donde escuchan susurrar al moribundo algunas palabras que quedarían grabadas en sus mentes para siempre, “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?", y “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu".
Imagen de la Resurrección de Jesús
Luego de su muerte, Jesús es sepultado en una particular tumba, la cual permaneció custodiada por soldados romanos por varios días, pero al tercer día de su muerte María Magdalena se sorprende al llegar al sepulcro y no encontrar el cuerpo, y se sorprende aún más al hacer presencia un ángel celestial que le dijo; “No temáis, al que buscan no está aquí, ha resucitado de entre los muertos”, apareciéndoles personalmente días después tanto a su madre, como a sus discípulos antes de ascender a los cielos donde gobernaría justo a la derecha de su padre celestial.